miércoles, 27 de mayo de 2020

El águila y el cóndor: Anticolonialismo y Latinoamericanismo

Fue en 1921 cuando José Vasconcelos Calderón entregó a la naciente Universidad Nacional su escudo, mismo que se ha mantenido intacto a lo largo de casi ya un siglo. En palabras mismas de la Universidad Nacional Autónoma de México, como institución, se describe al escudo como una conformación de elementos mexicanos y latinoamericanos, resaltando la presencia de Latinoamérica, desde Tijuana hasta el Cabo de Hornos, por medio de la representación de la región latinoamericana geográficamente, protegida por un ave bicéfala que bien es águila real, símbolo de México, y cóndor andino, símbolo de Sudamérica (Juristas UNAM, 2019). Si bien expresa según el propio José Vasconcelos Calderón, “la necesidad de fusionar los pueblos y la cultura a partir de los factores espirituales, de la raza y de territorio, con el sueño bolivariano de una América unida.” ¿Qué significa esto realmente? Y más ¿cuál es el mensaje detrás de tal expresión gráfica y literaria?
Empezaré por mostrar la idea misma de José Vasconcelos, en sus propias palabras a través de su discurso “Los Motivos del Escudo” pronunciado ante la Confederación Nacional de Estudiantes en los años 30’s. Este dice lo siguiente: 
“Después de la Revolución, que tantas esperanzas engendró porque no se le ligaba con ningún pasado sombrío; porque en sus comienzos no intentaba continuar la Reforma sino rectificar la Reforma, resultaba indispensable provocar el crecimiento del alma nacional. Y ya que no podíamos reconquistar territorios geográficos, no quedaba otro recurso que romper horizontes y ensanchar el espacio ideal por donde el amor, ya que no la fuerza, pudiera conquistar heredades del espíritu, más valiosas a menudo que la disputada soberanía territorial. El paso inmediato, en consecuencia, era obvio: reemprender el esfuerzo ya secular abandonado y saboteado por las dictaduras nacionalistas, de ligar nuestro destino con los países de nuestra estirpe española, en el resto del continente.” (Sicilia, 2001).
Encuentra en la Revolución Mexicana, así como otros intelectuales y personajes públicos contemporáneos, una idea de un antes y un después que se aleja del pasado súbitamente y proponía un renacimiento. Toma la idea filosófica de la revolución, como un movimiento que va hasta el cambio total de la forma de gobierno e institucionalidad misma. La reestructuración misma del Estado, la sociedad, la economía y el derecho (González Uribe, 1972). De la Revolución Mexicana nace en José Vasconcelos el deseo de rehacer la realidad, no sólo repensarla y compadeciéndose de la misma, y en este caso, no sólo enmedio de las fronteras geográficas de México como un Estado-Nación, sino elevar a la misma Revolución Mexicana al ideal olvidado de la supranacionalidad regional, ataca explícitamente el nacionalismo, que en los años venideros terminaría por convulsionar al mundo en una nueva guerra mundial. Vasconcelos continúa su discurso así:
“La independencia del sur, con Bolívar, con San Martín, había engendrado no sólo nacioncitas, a lo liberal británico; también había inventado el anhelo de construir con los pueblos afines por el lenguaje y la religión, federaciones nacionales poderosas. Nosotros no pudimos conservar ni siquiera la confianza de Centroamérica, a efecto de haber construido una vigorosa federación del norte, aliada con el grupo disperso de los pueblos ilustres de Las Antillas. Todo por culpa de las dictaduras y de la confusión doctrinaria de la Reforma, que en su odio a España, nos deformó el patriotismo subordinado al recorte territorial y a la mentira de una soberanía fingida.” (Sicilia, 2001).
Es importante ver cómo, de cierta forma, empequeñece la acción independentista mexicana del siglo XIX, critica la falta de confianza de Centroamérica hacia el México independiente como federación, al mismo tiempo que critica la concepción clásica del Estado-Nación, apuntando a un deseo mayor, en cuanto a la unión de las sociedades regionales en una confederación como expresa con sus referencias a Simón Bolívar y José de San Martín. Encuentra en el odio al exterior, ¿en una xenofobia institucional o doctrinaria?, la razón de un nacionalismo tóxico y enfermizo sostenido en la idea de la soberanía. ¿A qué se refiere José Vasconcelos entonces? ¿A la necesidad de eliminar la soberanía de las naciones latinoamericanas en pro de una soberanía latinoamericana general?
José Vasconcelos recoge el tan conmovedor e idealista sueño de Simón Bolívar expresado en la Carta de Jamaica del 6 de septiembre de 1815:
“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación, ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y un religión, debería por consiguiente tener un sólo gobierno que confederarse los diferentes estados que hayan de formarse.”
Simón Bolívar ya mencionaba entonces las características fundamentales del Estado-Nación, una lengua, una costumbre o cultura, una historia común. Sin embargo, su idea, idealista en excelencia, no considera las diferencias y características reales entre la región latinoamericana, que si bien puede en ocasiones pensarse homogénea, incluso al interior de nuestro propio país la realidad es distinta y extrema, al grado que existen, como se dice de forma literaria y reflexiva, “varios Méxicos dentro de México”. La heterogeneidad y multiculturalismo mismos de Latinoamérica, reducidos en cuanto a la visión mestiza y criolla de los primeros libertadores de América Latina, terminaron por ser la piedra angular del problema social a lo largo de la región en cuanto a las comunidades indígenas de la misma región que vieron sus antiguas naciones y costumbres, ser reducidas ante la homogeneización colonizadora española y portuguesa durante la ocupación en América durante los siglos XVI a XIX (Stavanger, 2002). El sueño de Simón Bolívar era entonces reduccionista e invisibilizador, a pesar de su idealismo nato, en cuanto a la unión latinoamericana como un ente superior de estados confederados en la región.
Rodolfo Stavanger bien expresa que, al menos en el caso de México, la Revolución Mexicana, en el nivel de un antes y un después que pregona José Vasconcelos, fue de las primeras movilizaciones sociales en Latinoamérica que visibilizaron y trajeron a la mesa política el tema de los indígenas y la necesidad de reconocer la propia multiculturalidad y respeto a la autodeterminación de los pueblos dentro del territorio mexicano. 
Bien puede ser que se haya percibido como exagerada mi interpretación di con respecto al discurso de José Vasconcelos, sin embargo, era necesario señalar que si bien el idealismo bolivariano de una Latinoamérica unida, como un ente supranacional por encima de la multiculturalidad y heterogeneidad mismas de la región “debido a su origen común”, puede sonar esperanzador y cautivante en el discurso, apelando al sentimentalismo de una nación sometida al dominio extranjero por varios años y víctima de una mala administración nacional, no es del todo realista en cuanto al aspecto político y mucho menos abierta a la visibilización de las culturas y pueblos inmersos en los propios Estados latinoamericanos.
Vasconcelos bien lo dice, no busca la reconquista geográfica. No deseo que se malentienda lo que he expresado anteriormente, no busco que se vea a José Vasconcelos como un delirante individuo que soñaba con la revolución regional y un proyecto de confederación Estatal homólogo de la vieja Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas, sino marcar claramente la diferencia entre lo que muchos malentienden en las intenciones de Vasconcelos con respecto a la creación de la hermandad latinoamericana o de la propia idea de la “quinta raza o raza de bronce”.
Más bien, debe verse el discurso de esta “hermandad latinoamericana” como algo que parte no de su origen real en cuanto a su cultura, sino como algo que nace del aspecto socioeconómico e histórico que fue el colonialismo europeo; Menciona José Vasconcelos que fue el odio a España lo que deformó a Latinoamérica en una región de nacionalistas, sin embargo, puede verse que esa similitud histórica con respecto al antiguo imperio español es el punto de encuentro de Latinoamérica misma. José Vasconcelos pertenece a un mismo movimiento filosófico latinoamericanista que surge desde el siglo XIX con el movimiento anticolonialista americano y que renace en el siglo XX de la mano de la propagación del Marxismo en la región (Elam, 2017). 
Como movimiento contrario a la dominación de poder exteriores, otrora el imperio español o portugués, o la propia influencia creciente de los Estados Unidos de América en el continente americano desde el siglo XIX, se encuentra entonces el nacimiento de un movimiento anticolonial y reivindicador de la soberanía y la autodeterminación, atribuyendo los problemas “comunes” de la región latinoamericana, en cuanto a la economía, la cultura y la política, a la presencia de fuerzas externas ajenas a la región. El anticolonialismo latinoamericano se centra en la autodeterminación cultural y económica, más allá de la idea de independencia misma, como expone Daniel J.  Edam; se busca en los pensadores una forma estética y cautivadora, necesaria , para inspirar, y acompañar, el activismo político mismo. José Vasconcelos juega ese papel aquí, con la creación del escudo y el lema universitarios. Es un poeta, un intelectual, que usa su creatividad y sensibilidad a manera de propaganda de una idea en contra del colonialismo decadente. Busca con la simbología de una Latinoamérica unida la reivindicación del sueño de Simón Bolívar y los libertadores latinoamericanos en contra de aquéllo que se considera externo y tóxico. En su propio discurso, menospreciando la xenofobia originaria de los movimientos independentistas, José Vasconcelos se coloca como un personaje que elimina de tajo parte del continente americano pues lo considera ajeno al origen mismo de latinoamérica. Aplica una xenofobia poética, simbólica, esperanzadora y, quizás, revanchista, contra un Estado que México resintió durante su desarrollo independiente, contra un Estado que “lo despojó y desmembró” y que, hacía menos de 20 años, había ocasionado una militarización y matanza en el país mismo. José Vasconcelos, en su ánimo anticolonialista ve a Estados Unidos como el heredero de los imperios españoles en Latinoamérica. Lo omite, lo ignora, lo desaparece de forma simbólica y afianza el sueño de un reencuentro con el sur, con aquéllo que se había olvidado.
Vasconcelos se coloca entonces en un movimiento que proponía una alternativa al estatus quo mismo de la región, ya no sólo en el ámbito Estatal mexicano que buscaba eliminar de tajo aquélla tendencia europea que el Porfiriato había consolidado en México. Nuevamente como mencioné al inicio, Vasconcelos parte de la idea política de la Revolución como algo que se aleja del pasado y crea algo nuevo, algo distinto. Sigue al movimiento alternativo latinoamericano de la mano de otros pensadores anticolonialistas y reivindicadores de Latinoamérica como José Gaos, Francisco Romero, Arturo Ardao o Leopoldo Zea. Impulsa una nueva lectura histórica basada en los orígenes mismos del movimiento libertador del siglo XIX y de ahí su apoyo al sueño de Simón Bolívar o de la doctrina de José María Morelos y Pavón de una América para los americanos; busca exaltar lo latinoamericano, se basa en la geografía, misma que adhiere al escudo, como una madre patria regional entre aquéllos pueblos y naciones que se unen ante el extinto yugo imperialista europeo hispanoamericano (Saladino García, 2010).
Es entonces el escudo mismo, y el lema, no sólo la idea vaga de afianzar en México un sentimiento panamericano que busca la consolidación de un extinto sueño libertador sudamericano, sino una muestra poética y de propaganda con respecto a una nueva filosofía, a una nueva escuela que se extendía en Latinoamérica entrado el siglo XX. José Vasconcelos busca en la idea de una Latinoamérica unida y hermanada una base conciliadora y reivindicadora del pasado con el presente, rescatando aquello que para él no poseía vicios históricos o políticos, sino idealistas con una nueva alternativa y lectura histórica.
El cóndor y el águila, protectores de Latinoamérica, y satirizando a la caduca águila bicéfala imperial española se colocan como prosa de un discurso gráfico de una nueva forma de ver y hacer a la realidad de una región que si bien es heterogénea y multicultural, parte de un pasado común y comparte características propias de los hermanos y los primos en el seno familiar. No son iguales y tampoco se busca su homogeneización, sino un lazo fraternal que reconoce las diferencias a la vez que se enfoca en las similitudes y la consanguinidad del mestizaje latinoamericano.
Es entonces el escudo no otra cosa que un statement político y filosófico que afianza una escuela alternativa de regionalismo y fraternidad que busca, en la tan noble creación de una Universidad, un lazo intelectual, cultural e histórico con aquéllos que consideramos hermanos y parientes, algunos más cercanos que otros, en vísperas de una nueva realidad mundial donde la fraternidad terminará por ser escudo contra los intereses expansionistas y neocoloniales de aquellas potencias en el mundo que a lo largo de la historia han abusado, o intentado abusar, a Latinoamérica.

Bibliografía

Elam, J. Daniel. “Anti Colonialism”. 27 de diciembre, 2017. Global South Studies: A Collective Publication. The Global South medio electrónico. 16 de mayo, 2020. Https://globalsouthstudies.as.virginia.edu/key-concepts/anticolonialism 
Juristas UNAM. El Escudo y el Lema Universitario. 22 de febrero, 2019. Juristas UNAM medio electrónico. 16 de mayo, 2020. Https://www.juristasunam.com/el-escudo-y-el-lema-universitario-2/25939/25939
González, Uribe. “Vicisitudes en la Vida del Poder Estatal”. Teoría Política. Editorial Porrúa, 16a Edición. México, 2017. Pp. 418-421. Impreso.
Saladino García, Alberto. “El Latinoamericanismo como Pensamiento Descolonizador”. 2010. Universum medio electrónico. 16 de mayo, 2020. Https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttex&pid=S0718-23762010000200011&lng=es&nrm=iso 
Sicilia, Javier. “Los Motivos del Escudo”. José Vasconcelos y el Espíritu de la Universidad. Universidad Nacional Autónoma de México. México, 2001. Pp 172-175. Impreso.
Stavenhangen, Rodolfo. “Identidad Indígena y Multiculturalidad en América Latina”. Araucaria. Volumen 7. El Colegio de México. México, 2002. Pp. 13-22. Impreso.

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