Pax Porfiriana:
Realismo Político a la mexicana.

Partiré desde la propia concepción del Estado de
Porfirio Díaz. El 10 de Enero de 1876, el General se proclamó en contra del
entonces presidente Sebastián Lerdo de Tejada, bajo los preceptos del Plan de
Tuxtepec. (Díaz, 1876) El general oaxaqueño
mostró verídica la máxima de Maquiavelo
acerca de que todo Estado nace de la guerra y el asesinato (Maquiavelo, 2010) , Díaz implantó
un Estado de Guerra en el país y con ello logró destituir al viejo Estado, así
mismo, logró el asesinato virtual de Lerdo a manera que se vio obligado al
exilio. Con el antiguo presidente ahora fuera del país, un aparato político
debilitado por el estallido interno y un relevante apoyo político, Porfirio
logró cimentar las bases de aquélla formula en la que basaría su posterior
mandato, bajo los preceptos del realismo.
Sería el mismo padre del realismo político, Tucídides,
quien daría otra máxima de la Pax
Porfiriana, la justicia es endémica
de los poderosos y esto es parte de la naturaleza humana (Stellino, 2009) . Así fue durante el mandato del
General. Mientras la mayoría social del México de ese entonces se mantenía en
la pobreza y la ruralidad, una minoría educada y dueña de enormes cantidades de
tierra dominaban la esfera social, el
poder se ejercía en razón del poder económico de los terratenientes y
hacendados, la fuerza pública estaba, representada por el Ejército Federal
y el Cuerpo de Rurales, bajo el poder de Porfirio Díaz y su Estado, el
campesino o el pobre carecían de poder, por lo tanto, bajo la máxima de
Tucídides, la justicia era imposible de lograr para estas clases. Díaz así
siguió con el precepto realista y mantuvo un claro favoritismo hacia la clase
alta mexicana de su época. Se expresa que la clase alta, compuesta en gran
medida por empresarios extranjeros, mantenía una justicia real a diferencia del ciudadano mexicano común, esto
debido a que, en palabras de Carlo de Fornaro, el extranjero lleva al país
dinero o energías, trabajan para mejorar la condición económica del país, pero
sobre todo, no intervienen en la política, su única ambición es volverse más
ricos. Para mostrar más esta escuela realista que dominaba el ideario mexicano
en tiempos de Díaz citaré esta frase del entonces presidente de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, Demetrio Sodi Guergué, “No hay más justicia que la real gana de quien manda”. (de Fornaro, 2010)
El mito del dicho de Díaz, mátalos en caliente, es un vestigio más de una fama o
realidad que el viejo General se valió al cimentar en el realismo su gobierno.
La vieja frase se basa en el evento que aconteció en Veracruz, dicho suceso fue
consecuencia de una conspiración lerdista para derrocar a Díaz, tras la
averiguación de dicha ofensiva contra el Estado Porfirista, se mandó a
ejecutar, sin jucio alguno, a todos los implicados en dicha conspiración. La
idea era clara, mandar un mensaje a todo opositor del régimen. El suceso es teorizado
en El Príncipe de Maquiavelo, “Un príncipe no debe preocuparse porque lo acusen de cruel,
siempre y cuando su crueldad tenga por objetivo mantener unidos y fieles a los
súbditos;
porque con pocos castigos ejemplares será más clemente que aquellos que, por
excesiva clemencia, dejan multiplicar los desórdenes, causa de matanzas y
rapiñas que perjudican a toda una población, mientras que las medidas extremas adoptadas por el príncipe sólo perjudican a un
particular.” El objetivo de Díaz no fue otro más que mantener la unidad en
la base social de México, el castigo a las ofensas hacia el Estado fue público
y conocido, se formó una fama, una realidad, mismas que no fueron trastocadas
más que esporádicamente durante el transcurso de los años, hasta llegar al
ocaso del Porfiriato en 1910.
“Prefiero
cometer una injusticia que soportar el desorden”, diría Goethe en el
contexto de la Revolución Francesa mostrando su profundo rechazo al movimiento
civil francés. Robert Löhr en su novela histórica, La Conjura de los Sabios, nos mostraría a un filósofo alemán
adverso al liberalismo, recogería el pensamiento del alemán para señalar su rechazo a la idea de que el hombre nace
para ser libre. Y en este ensayo
donde traemos al pensamiento realista a flote para comparar con la Pax Porfiriana, ¿Qué vemos de similar en
el pensamiento de Goethe con el del Héroe
del 2 de Abril? Es claro que al igual que Maquiavelo, Goethe expresa una
necesidad por los castigos a razón de mantener un orden. Eventos como las
Huelgas de Río Blanco o Cananea nos muestran como la teoría pasó a la práctica,
y como los castigos ejemplares hacia
los revoltosos darían como respuesta
una paz y un orden en el corto plazo, que sin embargo, a medida que Díaz perdiera con los años su virtud maquiavélica, la fuerza del león y la astucia del zorro,
terminaría en el estallido social que desintegraría todo elemento del
Porfiriato.
Como diría el caudillo y presidente,
Álvaro Obregón, el único pecado de Díaz
fue envejecer, y es así como notamos lo que he dicho anteriormente. La edad de Díaz fue parte de su progresiva
pérdida de fuerza, su edad lo hacía débil y su debilidad dejaba al Estado
abierto ante cualquier golpe. La nueva ola de individuos que buscaban el
poder terminaría a manera del Código Hammurabi, trayéndole a Díaz la ley del
Talión. Ojo por ojo, diente por diente, el
General caería de la misma manera que hizo caer a su antecesor Lerdo de Tejada.
El exilio y la guerra volverían a México y ahora cobrarían la cuenta al
oaxaqueño.
Thomas Hobbes describiría lo que pasaría
en México en 1910, sus ideas plasmadas en el papel serían como un augurio, una
profecía, a la cual México estaba a punto de conocer. El texto dice así:
“Si
en cualquier género de Estado suprimís la obediencia,
no solamente dejará de florecer, sino que en poco tiempo quedará deshecho. Y quienes, apelando a la desobediencia, no se proponen
otra cosa que reformar el Estado, se encontrarán con que, de este modo, no
hacen otra cosa que destruirlo: como las insensatas hijas de Peleo, que
deseosas de renovar la juventud de su decrépito padre, por consejo de Medea le cortaron en pedazos y lo cocieron,
juntamente con algunas hierbas extrañas, sin que por ello lograran hacer un
hombre nuevo.”(Hobbes, 2012)
Hobbes
previó aquello que la Revolución traería al Estado, cada palabra describe lo
ocurrido, incluso su metáfora lo ilustra. Díaz dejó de ser fuerte, la
desobediencia impregnó al Estado Mexicano, el poder dejó de ser poseído por
Díaz y su esfera política.
El realismo
político le cobró la vida a él y a su Estado. En cuestión de meses un Estado
que se perpetuó por más de tres décadas cayó ante el esparcimiento de grupos a
lo largo y ancho de la República, el
príncipe dejó de tener las relaciones de poder, sus aliados lo abandonaron para
adecuarse a los nuevos príncipes y así de misma cuenta, Díaz cayó en la guerra
y el asesinato.
Bibliografía
de Fornaro, C. (2010). Díaz, zar de México.
Ciudad de México: De Bolsillo.
Díaz, P. (10 de Enero de
1876). Plan de Tuxtepec lanzado por Porfirio Díaz en contra de la
reelección de Sebastián Lerdo de Tejada a la Presidencia de la República.
Obtenido de 500 años de México en Documentos:
http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1876_169/Plan_de_Tuxtepec_lanzado_por_Porfirio_D_az_en_cont_1772.shtml
Hobbes, T. (2012). Leviatán
o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil. Ciudad
de México: Fondo de Cultura Económica.
Löhr, R. (2010). La
Conjura de los Sabios. Ciudad de México: Grijalbo.
Maquiavelo, N. (2010). El
Príncipe. Nueva Delhi: Editores Mexicanos Unidos S.A.
Reyes Reyes, V. (2001).
Justicia, Orden y Paz en el Critón. Jurídica. Anuario del Departamento de
Derecho de la Universidad Iberoamericana, 597-615. Obtenido de
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/jurid/cont/31/pr/pr36.pdf
Stellino, P. (2009). No
hay derechos humanos: Relaciones de Poder, Justicia y Derecho en F.
Nietzsche. Dilema. Revista de Filosofía, 121-130.
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